por Cristina Larice de Roura
Como el agua y el aceite
parecen
Descartes y Hume.
Uno racionalista,
el otro empirista puro.
Kant
con sabiduría
hace un coctel especial
con el agua y el aceite
su teoría va a plantear.
En el siglo diecisiete
vivió Descartes, René
físico, matemático
y filósofo francés
El en siglo dieciocho
En un pueblito escocés
Vivió el filósofo empírico
Hume, David
Lo conocés?
Lo racional es necesario,
Lo racional es universal
Lo empírico es contingente
Lo empírico es particular,
Dice Kant.
René, en sus largos viajes
Rompe fronteras,
Conceptos
Convoca al genio maligno
Derrumba barrios enteros
Edificios gnoseológicos
Del larguísimo medioevo
“Yo soy yo, -se dice-
y en nada creo
Sólo sé que al pensarme
Soy y estoy
Y así comienzo”
Asombro,
Admiración,
con la duda en su método
sale del punto ideal
de donde mira el escéptico
y teje en su sistema
un horizonte de luz
para el hombre moderno.
“Qué cosa soy” se pregunta
Se reconoce en la esencia
Como sustancia pensante
Que termina en la muerte
A las cosas de este mundo
Las llaman la res extensa
Y a Dios
Sustancia pensante
Infinita y perfecta
Causa de lo que exista
Causa de lo que soy.
Verdadera garantía
de verdad y perfección
que vive innatamente
en la idea y la razón.
El empírico David
Le critica a René
Los conceptos
De sustancia
Y de casualidad.
Nada existe en él a priori
En la mente nada hay
Todo lo vamos copiando
Al sentir la realidad
Por lo tanto Dios no existe
En el afuera no está
No se lo ve
Ni se lo puede tocar
Nada es innato en la mente
Al unir lo que percibo
Lo puedo imaginar
Por eso es contingente
También es particular
Las ideas son sólo copias
Débiles y vivaces
Según sea la impresión
Según su intensidad.
Hume dirá
¿Causalidad?
¿Se ve
se toca
se siente?
¿Sabemos
Con seguridad
Que la bola de villar
Se mueve con el impacto de la
Primera que va?
La causalidad es teoría
Es creencia y nada más
Es engañosa pero útil
Práctica para el andar
Son colección de impresiones
Que la experiencia nos da
Entonces aquí estamos
Sustancia Dios
Alma inmortal
De la conciencia del yo
No hay evidencia alguna
Y no hay certeza total
Por hábito o costumbre
Nos sirven y los usamos
Nos dan seguridad
Las cosas pasan a veces
por pura casualidad
Como el agua y el aceite
parecen Hume y Descartes
En el siglo dieciocho
vivió Emmanuel Kant
pedagogo, matemático
y filósofo alemán.
Metódico, madrugador.
Era un hombre racional
que cuando lee a Hume
del dogma va a despertar.
Y comienza su teoría
esto sí, esto no va.
Es por razón y experiencia,
empirismo racional
en un sencillo proceso
se aprende a razonar.
La razón tiene sus límites
y no puede incursionar
en senderos intangibles
antinomias del pensar.
Criticando la razón
su verdad va a encontrar.
Por la razón se conoce
por la experiencia se sabe
y no se puede confiar
“Todo es del color
según el cristal
con que podemos mirar”.
Y así crea algo preciso
el Objeto a estudiar
que cada ciencia recorta
según su necesidad
también las categorías
que dan especificidad.
La Metafísica no es ciencia
no se la puede negar,
está Dios en lo nouménico
lo podemos pensar
Dios, alma, inmortalidad
Son ideas del a priori
sirven para unificar
regulan conocimientos
y nos quedamos acá…
Y así llegamos al hoy
donde no vale el ser
sino por cuánto tenés.
Nos dominan
nos enmarcan, nos usan y nos descartan.
Esclavos de políticas, ideologías,
dogmas, mandatos, conceptos.
Al veintiuno llegamos
con mucha tecnología
y sin saber por qué estamos,
quiénes somos,
ni a dónde vamos.
¿Somos partes del Big-Bang
o del asombroso Dios?
(*): Bibliografía consultada: Principios de Filosofía, A. Carpio, Ed. Glauco. 1973. Buenos Aires. cristinalarice@hotmail.com